Cuando todo era más pequeño me condenaron.
Adán no había tejido dudas sobre su pecho,
Ni el árbol aquel hundido las raíces del acaramelado fruto,
Ni serpenteaba la hipocresía entre las bestias.
Un código de justica y delito se elaboraba a mis espaldas,
Me tomaron al azar mientras paseaba por el jardín.