Descansa el oro estelar
sobre el verde jergón recostado
bajo el arrullo de Eolo
que en la espesura recita.
Entre mil voces aviares
risueños prevalecen
los tintineantes falsetes
de algunos ancianos en potencia
que ignoran quiénes son
y adónde se dirigen.
¿Serán los mismos en 50 años?
¿Serán sus sombras?
¿O serán las sombras
de otras sombras?
El panorama vislumbro
y como la chispa del incendio
reaparece y se acrecienta
detrás de mis pupilas
la sombra de siempre.