Hay noches en las que me visita el terror,
siento que me acecha durante el día,
que alguien me vigila,
Y cuando llega la hora de dormir,
mis sentidos no me paran de advertir
la escena que estoy por vivir,
que vulnerable nos volvemos
bajo el descanso de nuestro mismo techo.
Llegan las pesadillas
y a la mente el sentimiento
de estar atado a una camilla.
¡Que ganas de gritar!
¡Que ganas de escapar!
¡Que ganas de empezar a llorar!
sin poder moverme ni pestañear
de pronto abro los ojos
y no puedo dejar de mirar.
Todo el miedo y las ganas de gritar
siguen ahí… esperando a que el resto desaparezca,
tarda, pueda que ya amanezca
Y entonces grito asustada,
lloro desesperada,
y me muevo porque el miedo ha dejado la sala.
No tengo palabras para empezar a describir
lo que durante el día tengo que vivir
mis músculos lo saben.
Todo lo que tense cuando a el miedo enfrente… se volvió dolor,
se transformó en impaciencia,
no quiero repetir la experiencia,
Aún así todas las noches me enfrento a las pesadillas, a los recuerdos
Que no quiero recordar, y a los miedos que aún no he podido superar.