Cuanta paz se siente, cuanta buena vibra y cuanta oleaje se siente en el pecho, en esas ganas de expulsar ese aire que ahoga y que a la vez, desespera.
¿Cuanto tarta una ola en chocar contra la roca?
¿Cuanto tiempo necesito para besar tu boca?
¿Cuanto, dime cuanto necesito para que estemos juntos toda una vida?
Mientras me respondes, o me respondo en el silencio abismal que desespera mis ganas de abrazarte, exaltó un suspiro de dicha y de incertidumbre, y aunque me sienta atado, encarcelado y medio moribundo, continuo exaltando suspiros cada que tu nombre llega a mi mente y se escucha como la mejor composición de Beethoven en mis oídos.
Me siento al borde de la locura, son tantos los suspiros que hoy no callan, y cada momento incrédulo y hasta creíble, demuestran interés en continuar exaltando suspiros de confianza, siguen allí, atados a mi pecho y con las ganas de tomar valor y exiliarse de mi alma.
Llego el momento crucial, te veo y suspiro, te pienso y nuevamente lo repito, te recuerdo como la primera vez, y como aquella vez primera nuevamente el suspiro llega exaltando mis emociones, mi corazón no tiene tranquilizante y el nervio se hace notable, que libre me siento, aunque suspire de rabia o de alegría, sigo exaltando incontables suspiros que me dan y alargan la vida.
Henry Ruiz
06 DE ENERO 2023
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