Gracias por beber de este mi vaso
licores agrios, algunos dulces
sabores, olores, algún fracaso
o mil maneras de izar las nubes.
Gracias por limpiar los opacos cristales
de mis gafas de ver y las de sol, si cabe,
por borrar el empañe de esta gota fría
que humedece el ojo cualquier nublado día.
Gracias por redoblar mi escasa ropa
arrugada, gastada en mil lugares
en tus manos cambia como una copa
al brindar resuena su eco brillante.
Gracias por tu risa fulgurante
de estar despierta, nada distante
teñir el cielo de nubes rosas
lloviendo a mares tan buenas cosas.
Gracias por fondear mi abrupta cala
que la blanca arena ya esperaba
tras miles de olas sentir la huella
de tu pie descalzo, cosa tan bella.
Gracias por adornar el árbol
de mustia hoja enarbolado
de tu semblante algún regalo,
son joyas colgando en tus manos.
Gracias por todo y por nada
por dejarme donde estaba
y traerme aquí de nuevo,
yo te sigo a ras del suelo.
Gracias, no sé como dártelas.
¿Cuántas vidas he de vivir
si cada día lo paso así…
dándote y dándote gracias.?
Gracias por serenar mi ánimo
por fondear mi abrupta cala
por adornar el viejo árbol
gracias por todo y por nada.