Miro el ayer y me veo feliz
después de recibir regalos el día de reyes, porque yo como tantos niños creí en ellos.
Que pasaban el paredón de más de dos metros que tenía mi casa entonces.
Que los camellos se tomaban el agua y comían el pasto que religiosamente habíamos puesto la noche anterior.
Cómo es que nadie los vió? Y que nadie escuchó cuando saltaron.
Era una hermosa ilusión
Que nos mantenía despiertas
hasta que nos vencía el sueño.
El triciclo,los muñecos y las cosas que ya ni recuerdo,me hicieron feliz pasar mi infancia.
Gracias Melchor, Gaspar y Baltazar
por haber venido año tras año a dejarme sus presentes.
Hoy me toca a mí llevar regalos a mis sobrinos, porque ésa tradición debe continuar por siempre.