Matias 01

Solo muchos recuerdos...

Escribo desde hace cinco años aclimatado

a mi féretro, debajo de mis telarañas

y aún no he aprendido a vivir

sin la memoria, sin ese aire que quiere

estar al día con su alma.

Quizás ya es tarde.

Dejé una flor dormida por este camino extraviado

en que todos parecen perderse

sobre el horizonte del silencio.

 

Florece el día y llega el aire con su voz de seda

y sus pies desnudos,

cae la noche con su llanto y escribo.

¡Oh mi Magdalena!

El sol se hizo negro,

como todos los ojos que se han cerrado

y ha sonreído el cernícalo dolor

ahora que no hay flores y los pájaros de mal agüeros

han anidado en la azotea,

desde donde mirábamos el horizonte

de nuestras vidas.

 

No hay nada ahora. Solo ausencia

y tiene un nombre

y huele a mar, a camino perdido

donde algún nigromante acecha con sus conjuros

de muerte;

De pronto doy la vuelta y algo allí

sigue brillando, desde el lugar

en que la muerte muere y el día viene

con su piedad escalonada acercándose a mí.

No hay nada ahora.

Solo muchos recuerdos.