Iba cantando tu nombre en el viento como cometa errante, cómo paloma sin rumbo mientras el mundo te entregaba la primavera a tus brazos.
Tu no conocías mis ojos, tu no pretendías abalanzar tus encantos a mi alma sin embargo yo ya vivía enamorado de ti
e iba cantando y cantando tu nombre en el viento, deambulando sombrío sin tus pétalos, recorriendo las hogueras buscando calor de la fría soledad que me acompañaba.
De pronto tus ojos fugaces se estrellaron en los míos y nació el sol, la luna, la tierra y el mar. Bajo entonces la fragancia y yo iba e iba cantando tu nombre entre el rocío.