Se aleja el estival, las estrellas que dormian y los cimientos del amor.
Se ha desvencijado el alma del cuerpo y se ovillan fragatas de estupor.
En pequeñas gotas caen dolores ajenos al río. Se elevan cometas sombrías buscando huir del mundo.
Trémula la noche, se oyen ecos, se miran sombras quejumbrosas y llueven espadas y espinas.
Muere entonces el crepúsculo y a lo lejos el amor se va disipando en silenció.