Dicen, que hablar solo es malo.
Otros, me dicen que no,
que lo malo es responderse.
Dicen, que es cosa de locos.
Otros, que es de inteligentes.
Yo me he visto hablando sola
y no creo que esté loca...
¡Y ni hostias, inteligente!
No le digas nada a nadie.
Mejor, te sigo contando.
Me paraba ante el espejo.
Mi madre me regañaba;
nunca de él, quería salir.
Hoy, ya lo quiero bien lejos...
¡Él solo me hace sufrir!
Junto a él, hay una mujer,
que siempre me está mirando.
Me giro y ella se gira.
Está un poquito arrugada,
pero... ¡Qué tierno me mira!
Y cada vez que la observo,
repite mis mismos gestos.
¡Hace lo mismo que yo!
Ay, de ella ya no me acuerdo...
¡Esa no puedo ser yo!
Cuando ayer me levanté,
que fui corriendo a buscarla,
por poco caigo del susto.
¡Qué mujer más desgreñada!
¡Sin maquillaje, ni bustos!
Como sé que ella me copia,
quise verla diferente
el cabello le estiré
y una rosa coloqué
al atar su bella cola.
Luego, tomé maquillaje
de arcoíris de color,
empolvé un poco su cara
y para alegrar sus ojos,
les tracé delineador.
Ya tenía otro semblante,
pero al seguirla mirando,
enseguida imaginé:
Le pondré bello brasier
y una faja en la cintura.
¡La viejita estaba dura!
¡No se veía tan mal!
Cuando terminé con ella,
parecía una doncella...
¡Hasta yo me enamoré!
Creí bueno el resultado.
¡Qué contenta me sentí!
Fuimos juntas a salir.
Íbamos solas hablando...
¡Casi todo fue de mí!
Mi sonrisa era de loco.
No paraba de reír.
De la mano, caminando.
Grato rato disfrutando...
¡No estoy loca! ¡Yo tampoco!
Autora: EmitzaSR
De Cuba.