Paseo en el pólder
Inmerso
en
un desmedido paisaje,
me anochece
en
los pólderes.
La penumbra comienza a penetrar
en
un mundo que se sumerge
en
el infinito.
El horizonte se encorva
en
busca de un cielo que,
a la espera de un guiño de Venus,
lo
despertará del diurno quehacer
para
ataviarlo de estrellas.
Arropado en el silencio de la oscuridad,
el brillo de las estrellas
aviva los pensamientos
y
confirma
mi pequeñez
en
El Universo.
De vuelta a casa,
los pasos marcan la pauta,
y……
cual otoñal niebla,
difuminan la imagen
del celuloide que habita
en
mi cerebro.