Se vistió el otoño con tus ojos, corrió el trigo en el campo con la blancura de tu piel. Arribaron cenicientas aves al follaje creando nidos de ensueño.
Se desató el zaperoco de las flores por saltar a tu pecho.
A tus labios sube el vino y la ternura: el tiempo se detiene en el rocío.
Impactaron letras fugaces a mi corazón que desembocó en tu alma.
Volaron mariposas en cada párrafo y cruzan el arcoiris en tus manos y se ovillan a tus caricias.
Te llevare al crepúsculo dormido.