Ha pasado tanto aire desde entonces,
y tanta agua ha navegado
por el aire
que la brisa sorprendida
ha arrastrado mis tristezas;
Un suspiro se levanta
sobre el silencio de la medianoche
y siento algo -y no es una voz-
que me dice:
“que no te hable, no significa
que no te oiga”
“Tal vez un día mi aire te lleve…”
“Tal vez un día…”
Y tú sabes que no podría olvidar jamás
esos ríos sobre dos arcos,
y esa tu acérrima boca
estremecida
dándome a luz sobre el horizonte
encrespado de mis pecados.
¡Oh amor!
Sombra de agua en que recuerdo todo
y se queda en esta vida…
He soñado tanto desde entonces,
y tanta espera ha soportado
mi carne muerta
que mi alma ya es un hereje que va
canturreando
sus delirios de amor.