Sigo vivo, detallo
en una isla frente al mar;
la realidad es demasiado
como para ahora cambiarla
así sin más.
Mucha jerga me taladra
el sentido
que tengo inmerso en las nubes
desenfocando ya este campo
abierto al drama existencial,
y eso y lo demás
me está matando lentamente
las ganas de avanzar
aún algo en la vida
esta que llevamos
para nada ya capaces.
Para siempre aquí extasiado
lanzo mis líneas al azar,
me desembarazo
de cuanto ha pasado malo
por mi lado a rozarme
clavando silencioso sus estacas
Satanás.
La Muerte con él baila de la mano
acompasados a esta marcha funeral
con el hastío que gobierna la mente del humano
que ha osado cabalgar más adentro de la niebla
de lo que ningún otro pudo,
y es tanto su letargo emocional
que piensa ya en sumarse al baile
como tan solo uno más,
tal vez nadie detrás de la máscara
de días a la espera de un contacto
ya notable en su fibra funcional:
es una batalla que se libra allí en los astros
más allá mientras pasan los años
en la Tierra aquí debajo
susurrando algún escape la magia pues que traes,
tan real como este canto
para llenar de esperanza a las almas lastradas
en el barro de su caos
sublevados los instantes,
atentados contra el alba
prisionera en una estancia
del edificio principal
todavía mientras llueva
desatado el temporal.