Felipe Valenzuela

Que bien

Cuando pensé que el pensarte

Ya sería simple recuerdo,

Cuando ya se hacía casi insaboro

El día a día desearte,

Llegas súbita, pero efímera de nuevo

Fustigando mí sentimiento todo.

 

Pero no hay forma alguna

De reprocharte, si quiera culparte,

Tan solo sigues bien la vida tuya,

Es culpa mía que mi caricia obtusa

No rinda y quiera buscarte.

 

Que bien saber que te vuelen los vientos,

A mí solo me llevan al arrastre,

Que bien que siendo algodón palpable

Pertenezcas ya al cielo,

Aunque signifique que ya no pueda tocarte.

 

Veo ahora tus flamantes peluzillas

Encandecerse con otros atardeceres.

Divino color reflejas nubecita

De ese sol calor que te quiere,

De ese sol que bien te ilumina.