Anne Black

Carta para Gerardo

Cómo se define lo que se siente en el corazón cuando alguien que amas te lastima. Cómo se finge cuando realmente te hizo un agujero en el pecho. Aunque reconozco que sus disparos no hicieron desastre, pues no es nada nuevo, la costumbre me ha servido de escudo para soportar sus humillaciones e insultos. Sin embargo me genera nostalgia la persona que alguna vez me trato con delicadeza, que me daba la seguridad de que nada malo pasaría; al terminar en sus brazos. Que sabía convertir mis días tristes en alegrías, o al menos, una sonrisa era el sol después de la tormenta. La sensación de extrañar aquel hombre poco comprometido pero sin duda me quería, es inevitable, suspirar  cuando los recuerdos aparecen y desear despertar y que volviéramos a ser aquellos que alguna vez fuimos. Pocos decididos a tomar las riendas de un amor inmaduro pero grande, la elección mutua a pesar de las batallas perdidas, el buscarnos al ya no aguantar la distancia, los celos, caprichos, peleas. Un noviazgo poco común pero que demostraba cuánto nos queríamos y deseábamos. 
Quién diría que hoy su amor se desvaneció; aunque él no lo admita, se siente, se nota y ya no puedo negarlo. Quién diría que de su \"chuchu\" pase a ser un estorbo, el estorbo que no soporta ver y escuchar. Quién me hubiera jurado que algún día dejaría mis lágrimas al oír tanto desprecio y que ya no sufriría por ello. Y aunque sus palabras ya no me hagan daño no dejo de buscar al Gerardo que me volvía fuerte, que me hacía creer en el amor puro y correspondido. Pues si me hubieran dicho que hoy la misma persona destrozaría mis sueños, mi confianza y botaría mi autoestima al piso, juro que no hubiese creído, porque él era la verdad y la felicidad cada vez que me sonreía, cada vez que me paraba en las esquinas y me abrazaba, y me decía lo importante que era para él, y me besaba, y me decía \"te amo\", y me preguntaba si aceptaría ser su mujer por el resto de nuestras vidas. 
Así era, hasta que prefirió abandonarnos, alejarse sin aviso. Dejo de amarme y todo lo que queda es mantener vivos a aquellos muchachos que alguna vez fueron el uno para el otro, a través de mis escritos, a través de las memorias que mi corazón jamás olvidara. 

PD: Gerardo, no sabes cuánto te amo y cuánto muero por volver a tenerte. Adiós