Por el día, me pongo una sonrisa,
por la noche, fluyen mis lágrimas,
cuando amanece, desaparece mi llanto,
al llegar el atardecer, vuelven.
Tú, inocente, contigo tengo que mostrarme fuerte,
para que tu corazón, no se entristezca,
para que seas feliz, para que no sufras,
ya que si conocieras, lo que oculto,
tras mi alegre sonrisa, no dejarías de llorar,
pero no te preocupes, me voy a asegurar,
de que tu infancia sea feliz.