Cayendo está,
gotas de eterna vid
sobre estos áridos campos
en cuyas entrañas yacen la vida.
¡Oh! sobre cuerpo mío
cae este aguacero,
como gotas de rocío
limpiando están: <Alma y Cuerpo>.
Mas mi alma
cae en llanto y sollozos,
pues gran pesar mora en esta misma.
¡Oh! impetuoso aguacero, limpie sus delirios.
Cuerpo mío,
abatido y maldito eres
pues manchado estas del mundo
y agobiado por el desdén de estos seres insensibles.
Alma mía,
cansada estas de esta carne, de este cuerpo.
Te pido hoy que tomes mi mano
para juntos caminar en aquel preludio añorado.
Cuerpo mío,
desdichada y sucia carne,
grandes porvenires te depara la vida
y grandes hazañas has de hacer.
Alma y cuerpo,
pacto eterno han de hacer
bajo el álgido aguacero
en un jueves tan sombrío.