Fernando P.

Alma y Cuerpo

Cayendo está,

gotas de eterna vid

sobre estos áridos campos 

en cuyas entrañas yacen la vida.

 

¡Oh! sobre cuerpo mío 

cae este aguacero,

como gotas de rocío

limpiando están: <Alma y Cuerpo>.

 

Mas mi alma

cae en llanto y sollozos,

pues gran pesar mora en esta misma.

¡Oh! impetuoso aguacero, limpie sus delirios.

 

Cuerpo mío,

abatido y maldito eres 

pues manchado estas del mundo 

y agobiado por el desdén de estos seres insensibles.

 

Alma mía,

cansada estas de esta carne, de este cuerpo.

Te pido hoy que tomes mi mano

para juntos caminar en aquel preludio añorado.

 

Cuerpo mío,

desdichada y sucia carne,

grandes porvenires te depara la vida

y grandes hazañas has de hacer.

 

Alma y cuerpo,

pacto eterno han de hacer 

bajo el álgido aguacero 

en un jueves tan sombrío.