Quiero que vuelvas con tus esquinas y tus tiempos,
con tus imperfecciones, tus caprichos y tus manías,
que vuelvas, entero,
para llenar con tu saliva
esta soledad que no resuelvo.
Para que limites este vasto mar
de olas cristalinas y claras
con tu horizonte fronterizo de coral
y remolques mi desorientado buque
hacia tus aguas agitadas.
La ciudad está demasiado tranquila
y el cuerpo se me contagia
de serenidad, calma y silencio.
Nada tengo ya que contar, me faltan palabras.
Solo quiero salir corriendo.
Quítame el peso de estas enormes alas
que me he dado cuenta de que no sé volar,
vuelve a meterme en mi jaula,
dame cariño, mímame, invítame a cenar,
dime que nada va a salir mal.
Sálvame de este cementerio desolado
que me estoy muriendo y no puedo respirar,
volvamos a ser tú y yo,
cerremos los ojos, nada ha pasado:
nunca hemos dejado de palpitar.