Por mis hijos, me he convertido en criminal,
haría todo sin dudar,
y he reventado al desgraciado que los hizo sufrir y llorar,
con el beneplacito de su madre, mi Ex-mujer
que las nalgas por una bicicleta vieja se puso a regalar.
Sin las consecuencias de sus mentiras y de sus actos conocer,
Que la Justicia Divina tarda, pero llega
y cuando llega debe proceder.
Negaban esa relación impía, esa que yo no les impedía.
tan solo suplicaba o pedía que no jodieran más,
ni a mí, ni a mis hijos, ningún otro día.
hasta que llego el día, donde por fin juntos los pude encontrar
no fue nada menos donde todo comenzó,
en el centro de trabajo,
encontraronse en las escaleras, lugar de donde yo venía,
por casualidad o cosas de la vida,
donde el destructor de mi hogar calló y lo arrastre escalones abajo.
Y el quilombo se armaría.
La Ex intervinó, pero recibio su sopapo,
la quite del medio como un trapo,
para que cuando terminara el Round
ese malparido pareciera un rollo de espadadrapo.
Pero al apartar a la susodicha,
ese cabrón huyó como un cobarde,
trepando las escaleras,
pero no sabia la majadera,
que a ese bribón yo alcanzaría, y tras darle el alcance,
nuevamente sus tapas le sonaría,
aunque la otra nuevamente intervendría,
interponiendose entre los dos, esa, la que una vez hizo brujería,
un amarre de amor, para estar con ese pelmazo,
al que le deje plasmado en la cara,
las marcas de mi diestro brazo,
pero la he azotado, mientras al otro le continue dando,
pero no desistiría de escapar seguir intentando
en ese mismo instante el otro cerote,
nuevamente con la ayuda de la Ex lo conseguiría,
pero no podía ya correr, no tenía rumbo,
donde él estaba no sabía,
ha de haber pensado que se hizo realidad su peor pesadilla
lo volvi a sonar y el suelo con el poto nuevamente besaría,
en realidad no una sino tres, la primera fue en la grada, la segunda un
derechazo y le seguía en la última una patada, que la quijada alcanzarٌía;
ya que ellos auxilio ya pedían.
En mi cabeza, de una herida sangre emanaba,
mi cabellos enjuagaba desde la coronilla hasta el cuello,
mi camiseta no se tiño, pense que sí lo haría, es algo que no puedo explicar,
no sé que sucedería, quizas el cabello largo lo impedía,
cuando por detras de mi oreja izquierda la sangre descendَía
aún así mi cabeza lavaría, mas no se mancho de sangre la ropa que yo vestía,
cuando mi sacrificio hacía por vengar así las lágrimas que un día mi hijos derramaron
y que por dentro sufrían, como el que escribe las letras de esta penosa o gloriosa poesía,
por llegar la cesantía de nuestra unión padre e hijos, dichas y alegrías,
de poder compartir juntos momentos y experiencias todos los días.
Así que derramando mi sangre me he sacrificado,
dejando de ser una persona normal, para convertirme en criminal.
pero recuperando la alegría al escuchar de los labios de mi pequeña :
« Tienes razón Erwin le has dado su merecido»
Porque pregunté yo? asombrado y ella me respondió «por destruir nuestra familia»
al alzarme de la mesa escucho nuevamente asombrado,
que mi pequeño pronuncia «Dios nunca falla».
Y me embargo la emoción, esas fueron frases que me alegraron el día,
porque despues de la batalla,
He salido vencedor, gracias al Señor
aunque la noche anterior, haya dormido en la Policía.