En el distréss de mis días,
Tengo miedo a perderme
Y terror a encontrarme.
Detesto no querer soltarme,
Pero adoro las verdes tonalidades.
Amo la paz de la luna,
El abrigo de la brisa,
El resguardo de las frías noches
Y lo sublime de los cantos.
Pienso en milagros,
En el eustréss de los domingos.
Me busco en trovitas de Silvio y Milanés,
En sombras arbóreas,
Tigrillos, troncos carbonizados.
Me encuentro en el fuego apagado de mi alma,
En la llama eterna y el alba.
Estoy en aceras, callejones y rincones;
En el humo sagrado del tabaco,
En medio del Mambe y el ancestral Ambil.
Agradezco los traumas esfumados en Rapé
Y la bella serenidad que brindó el Yagé.
Me sigo buscando entre montañas,
He llegado en travesías al río Guayas.
Solo falta el dulce amor,
Que me llene de calma.