Cuando todo se termina,
se desvanece el amor,
cuando ya todo acabó
y se convierte en ceniza;
cuando las flores marchitas
ya no reaccionan al sol,
y lo que era uno, son dos,
que otros amores anidan;
cuando el día ha terminado
pues se agotó aquel placer,
lo mejor es olvidarlo,
no llorar por lo que fue:
renovemos nuestro pasos,
renovemos nuestra piel...