Y volverán los hombres tan pulcros como estúpidos
y volverán los días soleados, lluviosos…
Y volveré a ser otro entre la masa informe,
con proyecciones vacuas en un futuro incierto…
Serán los propios tiempos, avanzando en silencio,
los causantes del tedio, del sopor, de la ausencia:
los ciclos de la vida no pararán en marcha…
Se cumplirá mi sino y tornaré a mis lares,
y la cumbre infinita, nubosa, inescrutable,
disipará sus nieblas y asomará la luz;
la luz de la rutina que volverá a mi vida,
cual obligada renta tras etérea aventura…
Será, probablemente, con momentos de vértigo
aún entre los pálpitos de un desenfreno atónito…
Y el cansancio caótico de una vida sin rumbo
dará paso a la calma de un paseo entre álamos:
la fuerza de los tiempos acabará imponiéndose
y volveré a mis lares tan lindo como un niño…