A Roy Ball
Sus óleos,
conciertos de colores, dedicados al arpegio
al pentagrama,
a la musica,
a la orquesta
sin director ni batuta,
si, al equipo multicolor
que brilla como el sol,
arco iris afinado al son,
interpretado en silencio,
en el mundo de las artes
con lírico esplendor.
La magia de sus sonidos provienen de los pinceles, que le ponen ritmo
y colorido a sus acordes.
La gente disfruta
armonicos momentos,
notas coloreadas,
convertidas en cantos.
Trompetas resonantes
brotan de su obra,
que cuando se observa,
surge un público
que susurra,
serenateando los ojos
que admiran su gama,
su jardin, sus manojos,
los sonidos de alma.