De tanto mirar
el poema ha perdido
la noción de su escritura,
si algún día viví en él
me lo explica la parca
con su delatora luz de tinieblas,
o un cielo gandul
que vocalice el eco hermético
del corazón,
planetas paraíso,
donde los reflejos bienaventurados
recitan las nueve sangres
de las estrellas.
Evocaciones
de todo un osario de palabras
consentidas por agónicos soles,
pálido invento del cielo
rodeado de ponzoñosos latidos
flechados con el silencio póstumo
de las alturas.
Muy tarde aprenderás a callar
lo que no te corresponde,
tristeza obliga.