En el poema,
con versos de gitanos,
estabas tú.
Era imposible
pasar, sin detenerse,
por esas letras.
Canto profundo
al pueblo de Granada
y serranías.
A sus jardines,
los patios y alcazabas
junto a la Alhambra.
Y los dibujos
con tantas filigranas
del arte moro.
Sé que no es justo
llamar por este nombre
a una cultura.
Pero no importa
me quedo en las leyendas
de algún autor.
Washington Irving
describe con su pluma
estas bellezas.
Y en él me paro,
siguiendo fascinado
sus descripciones.
Ahora sonrío
y escucho a los gitanos
que citó Lorca.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/01/23