Nunca pude entender tus enojos
tus gestos, la hostilidad de tus labios,
la furiosa expresión de tus ojos
ni la razón para tantos agravios.
Te falté, te mentí, te descuidé,
nada puede aplacar tu corazón?
si faltó de mí, si todo lo arruiné,
no merezco finalmente perdón?
Qué puedo decir, dime, mujer
a dónde debo ir con mi pena
para enmendarlo?; qué he de hacer,
para pagar el delito de amar y la condena?
Insomnio, sufrimiento, abandono, llanto
dejo a tus pies, y sembrados mis ojos,
tu sentencia cruel apelo en quebranto
derramando mi sangre para lavar tus enojos.
Que olvides mi error, te ruego compasión
por lo que estés dolida conmigo;
me concedas, te suplico, tu perdón,
¡perdóname, aunque sea de castigo!
Bolívar Delgado Arce