Estamos condenados a querernos y a la vez odiarnos.
Oblícuo episodio de amor-odio.
Ambiguo sentimiento.
Ni contigo ni sin ti.
Esta es la realidad.
La triste realidad que nos envuelve.
Nos queremos y a la vez nos odiamos.
Caprichos del destino.
Analepsis. Pero es que ¿nos quisimos realmente alguna vez?
Inmersión equívoca.
Inextricable nuestro amor-odio.
Algún día me dio serendipia contigo sin que yo te buscara.
Atrabiliario episodio.
Hubieron momentos ciertamente hedónicos de absoluta eudemonía,
mas fueron pocos y breves.
Sinestesia tuve nada más verte, lo reconozco. Nada perdurable.
Desapareció enseguida.
Y algo, no sé el que, erosiono nuestros sentimientos.
Y es en esa revisión de realidades
que nos dimos cuenta de que nuestro amor era una falacia,
que lo que en realidad existía entre nosotros era odio disfrazado de amor; amor-odio.
Hoy solo existe entre nosotros adiáfora de proseguir,
de continuar.
josecarlosbalague
15/1/2023