Pablo R.

ESPERA

 

En lo frágil de la locura, 
subsiste,
mirando a la deriva
al borde del abismo,
místico limbo de ensueño,
duermevela de los sentidos.

Ha visto pasar las horas,
con sus minutos cansinos,
dardos envenenados 
clavándose en los dedos,
inyectando su ponzoña,
en la mente y en el cuerpo.

Las sienes cubiertas de plata
y el tiempo ha marcado su paso
en el rostro macilento,
cómo el agua oradando la roca;
como a la montaña,
esculpe y erosiona el viento.

Sus ojos se han marchitado,
su luz se fue oscureciendo,
un halo blanco rodea sus iris
que otrora fueron el cielo,
cristalino espejo del alma,
límpido lago y deshielo.

Así pasa las eras,
eones de otoños e inviernos
con una flor en la mano,
esperando a su amor eterno.

 
-. PaR
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15012023