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Mi alma como un Merkavah
En los confines de un desierto
que no acaba.
¿Dónde diablos he caído?
Vagabundo bajo este firmamento
un techo de estrellas del desierto.
Me aventuro en mi encrucijada ,
una mística gitana
me da un brebaje.
Una cantinflora rebosante de mis verdades,
lo único que podré beber.
Acepto mi destino,
una tormenta del Sahara
en el desierto he de caminar.
Empiezan mis sentidos a flaquear.
La luz del sol refulgente
Una tuareg ataviada a mi cara
y una túnica negra.
Miles de leguas caminadas
Entre dunas de la nada.
Dunas de mentiras amontonadas
y una que otra abrumada.
Mi falsa sabiduría y fantasía derrumbada.
Vago como un trotamundos,
Con equipaje ligero y burdo.
Ya mis culpas no me pesan.
Mis pies pesados,
Se hunden entre la arena.
Desaparecen con el viento
las huellas de mis errores.
Desde lo profundo del desierto de mis verdades,
escucho una canción mística,
cuya letra es casi críptica.
Pero la voz de aquella diva,
la gitana morena me cautiva.
Columbrar a lo lejos,
muchas leguas de tierras.
Unos gitanos aparecen como fantasmas.
Al tocar sus instrumentos
que vibran como aspas.
A lo lejos lleno de dolor, el Oasis,
el opio de mi éxtasis.
Tengo sed de mentiras piadosas
pero solo bebo mis verdades.
No le pido consuelo a las piedades.
Una serpiente venenosa me persigue
Su veneno es mi pasado
y me quiere intoxicar.
Se convierte en un gusano gigante
que me quiere devorar.
Se viene una tormenta de arena,
en ella veo caminar a mis amigos
y por otro lado a mis amores ,
pero es solo una ilusión
que se desvanece entre temblores.
La tormenta me atrapa
y en ella mi valentía he de probar,
no le tenga miedo
a la vida sin dudar.
Acepte la verdad,
grita una voz en el desierto.
¿Será un árabe de Morocco,
O quizás soy yo que estoy loco?
Completamente solo de nuevo
con mi introspección.