La Pluma
En las horas de mi locura,
Tuve una visión maravillosa,
Cuando navegando por los mares del pensamiento,
Mi alma se regocijaba viendo lo que se le mostraba,
Y oyendo lo que se le decía.
Y mi espíritu metía su mano
Y escogía grandes y hermosos engendros
de mi pensamiento,
Y vi una de las maravillas de Dios hablando,
Esta era mi cerebro.
Cada una de sus células me decía:
¡Cuán grande y cuán pequeño es el hombre!
¡Cuán bondadosa y cuán infame es la vida!
¡Cuán benefactor y cuán cruel es el tiempo!
Y yo vi su lengua,
Y aquella lengua sangraba de día,
O de noche, a cualquier momento.
Nunca supe si sangraba de placer o de dolor,
Solamente supe que esa lengua de mi cerebro era mi pluma.
¿Habrá visión más maravillosa que la del escritor
Que ve la lengua de su cerebro sangrar
Y que esta sangre es tomada por las multitudes?
Tomasito Duque
15-junio-1971
Guatemala
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Este es el único poema que sobrevive de mi juventud, lo escribí cuando apenas de 21 años conocí y me hice amigo del ilustre poeta y dramaturgo Chapín, Manuel José Arce.
https://www.poemas-del-alma.com/manuel-jose-arce-leal.htm
Él llegó al local que yo administraba, pidiendo que le hiciera un llavín \"íntegro\"
Al darme su nombre para la factura, lo reconocí, y lo saludé con respeto tratándolo de \"usted\" inmediatamente me corrigió diciéndome que a él yo lo podía tratar de \"vos\"
Desde ese día, él pasaba frente al local, saludaba al propietario de quien era su vecino, y se quedaba un par de minutos saludándome, como sondeando la mentalidad de un joven de 21 años.
Yo escribí este poema para él, con la intención de presentárselo, pero no lo vi más.
Unos años después emigré \"mojado\" para USA, y el poema quedó en Guatemala en el olvido.
Mi mamá lo guardó y me lo entregó antes de morir. Se los presento hoy.
Manuel José Arce murió en exilio en Francia, perseguido por el gobierno dictador de ese tiempo.