En la vastedad inconmensurable
que se teje en la estela de los años
bajo el eclipse del pensamiento y el alma.
Habitas la perla azul de mis sueños,
un madrigal florido de añoranzas
sahuma con tu esencia mis horas de soledad.
Cierro mis ojos y te siento cerca.
Abrazo la sensación de tu ser.
Pletóra como una visión divina
eres la oración pura de mi fe
pronunciada por el pecado de mis labios.
A esta distancia tan cerca y tan lejos
ausencia que nos separa, destino,
sí, en la humedad del olvido también te amo.