Alejandro

Camuflaje

Transpiro el olor amargo que me conforma,

me perfumo con imágenes ajenas

pareciendo lo que creen que soy

descontando penas añejas.

 

Invadido por el eco de tu nombre

espabilo de vez en cuando

y escampa mi tormenta,

se abre un efímero claro en el cielo.

 

Si se logra colar un rayo

hasta me caliento,

me enfrío cuando el viento,

somnoliento,

me arranca el suspiro

danzante del beso

que nunca llegó a mis labios.

 

Me confundo entre la gente,

a la noche cavo una madriguera

o hago un nido cuando vuelo

y me arranco el corazón

para que crezca uno nuevo.

 

Bebo un sorbo de veneno

para quitarme la sed

que me da recorrer un mundo

invadido por seres inexistentes,

mecanizados, moribundos.

 

Cada cien años me invento un nombre,

o enamoro alguna ninfa

y termino por beberme sus latidos,

cocino a fuego lento las palabras

y nunca hablo del olvido.