Omar Flores

Duelo y resiliencia

Recuerdos acuchillados: heridos, vuelven contra mi a depositar una carga de la que creí haberme deshecho. Viejos amores y pasadas formas de ser, las cuales no volverán a mí, porque están muertas. Inútil, inútil buscar revivirlas, es como jugar con huesos.

 

¿No haz pensado en qué morimos cuantiosas veces a lo largo de nuestra vida? El dejar de respirar es solo el último clavo en el ataúd, que para ese entonces, serán más clavos que madera.

Esa forma de ser tuya que muere en cada amor dejado, porque no volverás a ser lo que fuiste ahí, donde realmente extrañas a ese «yo» existido en esa serie de recuerdos y no al amor extinto. Vives un duelo por ti mismo. 

Morir en la desolación de palabras no dichas ni por error a alguien más que no sea esa persona de la cual sentías su comprensión: alguien entrañable. Perderla duele como si un pedazo de tu vida hubiese sido arrancado para siempre, llevándose tu sangre y tu intimidad. Ahí hay un duelo resistente.

La muerte que sientes volver a ti cuando escuchas a mamá llorar, preocuparse demás. No entender cómo actuar ante esa situación, no entender ese sufrimiento que tiene una madre, aunque seas de su carne, es tan desesperante, y es inevitable en los peores momentos; no pensar en que harías si llegase a faltar, qué harías... No hay nada que hacer, y te imaginas el sufrimiento más insoportable, que la vida dolería tanto y desearías estar muerto.

Morir al saberte derrotado, al asumir que no hay nada más por hacer ante esa situación. Luchaste, diste lo mejor. A veces, sabes que no te dio tiempo porque no veías venir ese certero golpe al corazón, que te dejó lleno de ira y resignación.

Morir de sufrimiento todos los días al afrontar el destino que te parece tan injusto, ¿Por qué aquellos sí y yo no? ¿Qué hice para para merecer esta desdichada vida? Luchas día tras día para salvarte, que no te ha dado tiempo de vivir. 

Esas y otras muertes para cada persona pueden resultar fatales sin dejar de respirar, dejándote degradado a lo más bajo de un sin sentido; pasar a existir, sin más. 

ante cada situación, no habrá certeza de cuánto podemos resistir y hasta cuando; sin embargo debemos luchar por el derecho a vivir en esta vida de constantes batallas, porqué tarde o temprano te vas a marchar, pero si hay algo que puedes hacer hasta el final es: tener el valor de la resiliencia, definir tú libertad, ser auténtico, siempre con lealtad para poder morir manteniendo la mirada fija y segura. Morir como lo hacen los árboles: de pie.