Como si el mundo pudiera resurgir de su muerte,
como si fuera capaz de repoblar sus bosques,
volver a hacer crecer vegetación de la nada
y de lo que se creía desierto e inhóspito
volvieran a trepar a su antojo las flores.
Así, amor mío, con tu aliento de Dios
esparces a besos tus sonoras semillas
en un cuerpo tan pisoteado que se creía infértil,
en un alma tan vacía que no se oía ni el silencio
plantas la esperanza en el núcleo mismo de la vida.
Y amanece el corazón brillando en el horizonte
y sus rayos de sangre acarician el mar
la luz vence contra la oscuridad de la noche
los pajarillos cantan y vuelvo a respirar.
Palpitan las aguas, ¿qué es eso?
Es mi naciente amor que te responde.