Pablo R.
VISITAS NOCTURNAS
En la noche suburbana,
de tierra yerma y plana,
cuando los fantasmas se juntan
con los demonios del pasado
en este cuarto que no para de menguar
y los vahos del insomnio
asfixian el aire sobrecargado
de tabaco y café,
es que el recuerdo de sus ojos,
miel silvestre derramada,
viene a iluminar
las oscuridades del alma.
Alarga sus brazos etéreos
cómo queriendo abarcar
un mar de miedos y ausencias,
silente tormenta,
que se abate sobre la cama
donde noche a noche
me asalta el pensamiento;
viejos momentos
que no se han de repetir,
y sin embargo,
están presentes como el firmamento,
carente de estrellas
y lunas en fuga.
La estancia se llena de alas,
de cantos y trinos,
de canciones pasadas
y la música de su voz resuena,
cómo caricia tibia de arena dorada
en la planta de los pies descalzos
cuando el mar besa a la playa,
sempiterna cópula
de espuma y agua.
Y mis ojos ciegos
se riegan de lágrimas
que como riachuelo inundan mi cara,
¡Qué agridulce recuerdo
el fugaz momento
cuando el corazón
evoca a mi amada!
PaR
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17012023