El llanto es como un río, que fluye sin cesar, expresando lo que el corazón siente. Es una forma de liberar, lo que nos oprime, y dejar que las emociones fluyan libremente.
A veces el llanto es triste, cuando el dolor es grande, o cuando se pierde algo o alguien querido. Pero también puede ser alegre, cuando se celebra, o cuando se siente un gran alivio.
El llanto es una parte natural de la vida, una forma de expresarse y de sanar. Y aunque puede ser incómodo, o incluso embarazoso, es necesario dejarlo fluir, para poder seguir adelante.
Pero entonces, un llanto más melodioso se escucha, un sonido que es conocido, un sonido que es amado. Es el llanto de un bebé, que busca consuelo, y es acogido en los brazos de su madre, que lo calma.
Y en ese momento, el llanto se convierte en una oda, una oda al amor, la consuelo y la paz. Es un recordatorio de que no estamos solos, y que siempre habrá alguien para abrazarnos y consolarnos.