El miedo de tu miedo no me deja dormir.
Se ha colado un fantasma en esta ópera.
Ahora mismo está agitando bambalinas.
Dicen que lo han visto haciendo pesas con los lastres.
Mueve el peine y desenfoca la escena.
Del torrente de la voz de nuestro sueño,
un gallo quirico
despelleja el alba
abandonada en tu tonada.
Atragantada.
- de miedos, de espantos, de quebrantos -
Tu daga hasta el mar cortó un instante.
Yo le puse el color rojo...
otro filo al mismo tiempo se clavaba,
envenenado de herrumbre.
- sangre, saliva, esputo -
Coincidencia maldita en el guión.
La psicodelia del esfuerzo del sediento
en tu desierto.
- sin fuente, ni sombra, ni palmera, ni momento -
Fútil.
Razones, de peso
para que ese fantasma
no consiga mover un tiro más
de nuestra mísera campaña.
Palabras, enjugadas a timbre de voz.
Dale agua a ese sediendo,
si no vistes sólo colador.
El público no se debe increpar...
Tras la obra,
quizás,
sólo telón
y lágrimas de unicornio.