No eres fuerte no eres nada,
pero para tí el camino insondable,
se pliega tornado en menguante,
y las luces se concentran
en tus ojos que penetran
en lo más vacío de mi alma.
Vas a ser otra vez de acero,
a tus pies floreciendo
como mullida carne de cordero;
lobo enfadado que está ardiendo.