Tantas veces preocupado
fútil inercia en pensarme abandonado
¿Qué me priva de pestillo?
Tan abiertas, las puertas del castillo
Esperar sereno; es pronta su llegada
de reojo veo, la puerta más cerrada
¡Golpead ahora hasta agotaros!
Este castillo, no entiende a invitados
La mirilla de mi ojo reluciente
los aleja al ser nombrados
si el cristal enturbia de impaciente
¡Que la oración me cierre en sus candados!