A la niña de mis ojos
la que nombrar quiero
yo le quiero dedicar
este hermoso verso.
Ella es mi luz,
la luz dulce de mis ojos
y por amarle
me parece poco.
Ella es mi amor,
mi pensamiento loco,
la razón de mi vivir
aunque esté solo.
El motor de mi existencia
el latir de mi corazón,
dueña de mi sentimientos
el aliento de mi razón.
Ella es, mi niña
la niña de mis ojos,
ella es mi vida
por ella lo doy todo.
Ella es, mi luz
mi dulce resplandor,
la luz que levanta
del pensamiento destructor.
A la niña de mis ojos
yo le quiero dedicar
un poema dulce
para poderla enamorar.
Que sepa mi niña
lo que más quiero,
el amor que a mi lado
yo prefiero.
El amor de una mujer,
grande e incondicional,
que me sepa querer
también saber amar.
Al verla dulce mis ojos
me hace emocionar,
hasta lágrimas de ellos
me hace tirar.
Y así en mis sueños,
mis noches y mis días,
tenerla siempre
para toda mi vida.