Mi delicada pluma,
te predijo entre las densas aguas del mar difuso,
entre las neblinas más imponentes del destino,
entre palmares, entre caminos.
Predijo, la divinidad descartada de tus ojos,
como bestias zafiros luchando por embellecerse aún más en un rostro bonito...
mi divinidad;
de mi grilla eres mi película favorita,
de anhelar una y otra vez volverte a ver.
¿Y por qué?
porque en la cabeza llueve, diluvia
y tu compañía ilumina cuál faro,
porque me angustiaba la idea de no encontrar alguna luna que me guie,
cuya pesada sensación de calor abrigue en compañía.
Porque en la cabeza yace nuestro Triangulo de las Bermudas en la tierra;
porque dibujamos lejos de las barras, lejos de las guerras,
porque nos amamos de verdad,
porque ante el lío, tempestad, alegría, seguimos siendo dos.