Es la edad cuando influye en la sentencia
o tal vez, la ocasión para el olvido,
sentir la soledad fuera del nido
y apreciar con sus ojos la indecencia.
Es traición cuya herida se silencia
con dulzura y afecto desteñido,
sin querer un abrazo mal fingido
y empujado a tan fría residencia.
Con cariño y ternura convivieron
y ese amor que brotaba hasta el presente
es resuelto entre malas intenciones.
Unos padres que todo lo ofrecieron
es dejarlos que sientan lentamente
o engañarlos con falsos apretones.