blandidos lirios
perfumados,
enlodazados
de agua rubias
en las noches bramadas
de eróticos ecos
donde danzan los pistilos rojizos
al son de un viento
acorazado y blanco.
huracanados cuerpos
de estuoso cristal bélico,
donde se baten los ciervos,
supuran las heridas
ante un mar que tiembla
en lontananza.
Navego mi barco roto
en el abismo
de un mar sin fondo,
con urgido desafío
e infundado encono,
surcando tu cielo profundo
lleno de estrellas frías
como témpanos
y ardientes
cómo infiernos.
Rojas canciones
de tus moldeados labios,
resbaladizos
como cristal relumbroso
que me llora la mente
de tanto desearlos
y me encumbran a un cielo
donde soy tu esclavo.