“El Campo”
(38° 65’ - 5° 59’)
Marceando me encontré con
La primavera.
Silentes,
en cuarzo incrustadas micas,
decoran el entorno.
Al fondo,
la áurea pirámide, herrumbrosa,
guardiana atalaya que espía y no delata,
espera inmóvil recibir cúpricos destellos
de equinoccial ocaso.
Esbeltas efigies de
firmes retorcidos torsos,
(“Ilex æterna”),
resquebrajan el granito.
Su intruso fruto
busca en las entrañas de la piedra
cuna
a nuevas generaciones.
Por la naturaleza germinados eriales
colorean ciclos de impresiones.
Ovinas necesidades de supervivencia
mutan los coloridos.
¿Mañana?... ¡Violeta!
Primavera,
tus edredonados colores
sirven de cama al corderillo.
Tu primicia = Su primavera.
Cuarzo, mica, pirámide, ilex, retama…
comparten la maternidad.
El cosquilleo del Ángelus inquieta el mercurio.
(La pirámide acata el reloj sin estremecerse,
y,
permanece inmóvil al acecho).
Bostezando,
ringringuea el despertador a su lagarto,
que,
aún sumergido en su reencarnado sueño posnatal,
reconoce mica, cuarzo, ilex, retama, pirámide y corderillo.
¡Primavera!
Su primavera
¡Mí Primavera!