MIGUEL CARLOS VILLAR

“El Campo”

“El Campo”

(38° 65’ - 5° 59’)

 

Marceando me encontré con

La primavera.

 

Silentes,

en cuarzo incrustadas micas,

decoran el entorno.

 

Al fondo,

la áurea pirámide, herrumbrosa,

guardiana atalaya que espía y no delata,

espera inmóvil recibir cúpricos destellos

de equinoccial ocaso.

 

Esbeltas efigies de

firmes retorcidos torsos,

(“Ilex æterna”),

resquebrajan el granito.

Su intruso fruto

busca en las entrañas de la piedra

cuna

a nuevas generaciones.

 

Por la naturaleza germinados eriales

colorean ciclos de impresiones.

Ovinas necesidades de supervivencia

mutan los coloridos.

¿Mañana?... ¡Violeta!

 

Primavera,

tus edredonados colores

sirven de cama al corderillo.

Tu primicia = Su primavera.

Cuarzo, mica, pirámide, ilex, retama…

comparten la maternidad.

 

El cosquilleo del Ángelus inquieta el mercurio.

(La pirámide acata el reloj sin estremecerse,

y,

permanece inmóvil al acecho).

Bostezando,

ringringuea el despertador a su lagarto,

que,

aún sumergido en su reencarnado sueño posnatal,

reconoce mica, cuarzo, ilex, retama, pirámide y corderillo.

¡Primavera!

Su primavera

¡Mí Primavera!