Lo que hay para ver es historia y piedra,
una sobre otra veo acumulada,
ruinas a la memoria consagrada.
Siento el ardor punzante de la yedra,
el tiempo tergiversa, el sol arredra
porque somos arena, desolada,
silueta vacilante, desbordada,
destino que en la tierra se desmedra,
cuando regreso voy directo al fuego,
refugio del silencio que me crece,
en la cancha no hay niños y anochece.
Oh, pueblo, dónde están y quién los mece,
qué destinos los borra en el trasiego,
qué desiertos entraman nuestro juego.