tras el árbol caído, condenado,
se acerca el leñador con su herramienta,
cercena ya la vida que sustenta
el aire del arroyo ponzoñado.
desciende el viejo tronzo, atenazado,
se acerca el matadero, que alimenta
la codicia del hombre que se sienta
en una mecedora, adormilado.
al fin muere la savia y se derrama,
la más vieja raíz su tronco olvida,
y el tronco dice adios a cada rama.
la rama dice adios a tanta vida,
algunos de los troncos ya son cama,
algunos hacen muebles y movida.