Con los dedos anillados
Y un amor correspondido
Con el sueño entre los ojos
Y el viento de testigo
Siempre cuesta lo anunciado,
Saberse bien sabido,
Y hoy con mucho más que antes
Me despido y te maldigo
Miro fijo la herradura,
esperando algún sonido,
conteniendo tus mil partes
Y rogando lo que es mío
Hoy descargo lo del alma
lo injusto y compasivo
saber que fui engañada
y elegir con quién olvido
Te odio por las noche
y en el cielo no te encuentro
Peldaños más abajo
te aguarda un dulce infierno
Y a pesar de todo,
la nostalgia es enemiga,
tu piel que así me llega
y mi cuerpo se te enrieda.