A las bùsquedas se les destaca el brìo,
que casi siempre se viste de un salto inexplicable,
o de una mirada que sostiene el rapto para sacudir las pausas,
al dejar que las palabras crucen todos los interludios.
A los itinerarios les falta un corazòn que se pierda , vulnerable,
al atravesar un huracàn del tiempo y al partir hacia la vida,
o tal vez al enrollar las advertencias y perder una coraza que persuade.
Y Los amores tibios, derretirse en el devenir de una siesta junto a una taza de cafè.
Es que la pasiòn no pide permiso al lìmite, ¿Para què?
si los sentidos dictan el parpadeo de un silencio jadeante,
allì se pierden los motivos para no detenerse, bailan en su metonimia
y se desplazan por la frecuencia de esa respiraciòn que lo busca.