Cuando me vaya, indeleble y frágil
mi alma gravitará entre desvelos,
será como un deseo que nadie ve,
que nadie escucha, pero habita
entre la faz de la esperanza y la fe.
Ya no serán las madrugadas indecibles
sinónimo de olvido y desazón,
ya no será la luna
golondrina de un paisaje sin estrellas
volando tras nubes pasajeras.
Tomaré del armario la bufanda gris
que perpetuó las tardes cuando el amor
en una banca de la plaza me esperaba,
besaré los rosales que mojaron
la lluvia y la pasión primera
y acariciaré por última vez
al espejo que aún intenta motivarme.
Cuando parta seré uno con el viento,
ya no habrá distancia ni distingos
de noches y madrugadas en desvelo,
ya mi mano que escribe sin cansancio
se abandonará en placidez y mi mente
que vuela cada instante tras un sueño
será uno con la vida que hoy es.
Pero mientras tanto
intentaré ser vehemente cada día,
seré prudente jovial y transparente
para cuando diga te amo
mi corazón desde afuera puedan ver.
Seré como un rio, como el sauce y el tilo
para vivir desnudo de nostalgias
y pedirle a Dios
que cuando llegue la noche,
sueñe con el amanecer.
Autor…reh